Mi viejo era un señor muy alto, muy flaco, con unos pies muy grande y unas manos que de tan grande que eran tocaba el cielo, el primero fue colchonero cuando era un pibe, luego fue panadero, pero la vida lo llevo a aprender un oficio tan mágico y tan bello como la carpintería y la ebanistería, pero tambien era un gran dibujante.
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